Mucho hemos escuchado hablar sobre los páramos, desde la
importancia biológica, hasta las disputas sociales y económicas a las cuales
estamos acostumbrados. En Colombia, los páramos son la principal fuente de agua
para las poblaciones rurales y urbanas que habitan en todo el territorio. Es
imposible pensar el nacimiento de un río, sin pensar en un páramo. El páramo es
fuente de vida, es mágico, es único. El paisaje inigualable habla por sí solo.
Allí nace la vida para el país. Los páramos ocupan una gran zona geográfica de
Colombia, debido a sus cordilleras y su altitud con respecto al mar.
Durante siglos, para los antepasados de la región, los
muiscas, consideraron a estos ecosistemas sagrados, provistos de elementos
mágicos, esenciales para el equilibrio del cosmos. Por miles de años han
producido agua, de la niebla, gota tras gota, filtrada de los arroyos a las
quebradas, ríos y lagunas, llevando vida por sus caudales. Paramos para la
vida, relictos de una era glacial que sobreviven al constante ataque del cambio
climático, la explotación y poca conservación que el hombre ha generado, si tan
solo nos detuviéramos a pensar, en la cantidad de agua que proporcionan para la
supervivencia de miles de millones de colombianos.
Chingaza, Sumapaz, Guerrero, Chicaque, Cruz verde, El
Tablazo, Pisba, El Cocuy, San Turbán, Almorzadero, Nevado del Ruiz, Santa
Isabel, Barragán, Sotará, De las Papas, Patascoy, Puracé, Cumbal, Paramillo
entre otros, integran cerca de los 48 páramos existentes en todo el territorio nacional.
Los páramos son un Tesoro natural digno de celebrar en este
gran planeta azul. Cuida y protege los páramos, no solamente producen agua,
sino que también conservan una inmensa riqueza de biodiversidad. A diario se
extinguen varias especies en las zonas de páramo. Hemos perdido más del 60% de
los humedales de nuestro país.
Gastamos una gran cantidad de agua en la industria y reciclamos menos del 1% del agua que usamos. La escases está empezando a aparecer, Colombia alberga cerca del 60% de los páramos del mundo, a lo largo de su territorio.
Una gran biodiversidad, representada en un grupo amplio de
especies de aves, mamíferos, insectos, anfibios, reptiles. Animales emblema del
país, el Cóndor Andino, el Loro Orejiamarillo, El Tucán arcoíris, Guagua loba,
Tapir de montaña, oso de anteojos. Cerca de 68 especies de frailejones, Palma
de Cera, cardos, carditos, helechos, musgos, hepáticas, margaritas, apios de
monte, gencianas, teresitas, cachitos, geranios, chochos, orquídeas, plegaderas,
valerianas, romeros de páramo, amargueros, mortiños, rodamonte, y sin lugar a
dudas los maravillosos líquenes, hacen parte de toda la flora y fauna de los
páramos.
Los musgos juegan un papel importante en el almacenamiento y recolección del agua,
inician la formación de los grandes recursos hídricos que proveen de vida a
nuestro territorio.
Existen terrenos y comunidades que se han desarrollado
gracias a la explotación minera o agrícola de los páramos, pero ¿Cómo destruyen
las fuentes hídricas de todo un país? ¿Qué derecho tienen?
La discusión sobre los páramos siempre seguirá abierta,
algunos no entenderán la importancia sobre el uso y cuidado del agua que estos
ecosistemas representan. Otros solo los verán como fuentes de extracción, que
genera “desarrollo” y “progreso”. Lo único cierto en Colombia, es que “Amenazar
los páramos es un intento de suicidio”, es acabar con nuestra propia
existencia. “El único y verdaderamente animal que existe en la tierra, es el
hombre, no puede vivir en equilibrio con la naturaleza”.
Este ecosistema es único, irremplazable, es una máquina
natural. Amenazada por el hombre, la invasión de frontera agrícola, de la
ganadería, de la minería LEGAL e ilegal, y por el cambio climático. Amenazar a
los páramos es amenazar nuestro suministro de agua.
Apoya nuestras áreas protegidas, apoya el ecoturismo, apoya
la agricultura responsable. Valora las fuentes de vida, valora los páramos.
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